miércoles, 12 de octubre de 2011

Bibliografia

CIENCIAS DE LA VIDA.............EDITORIAL SANTILLANA.

Regulación de la respiración y enfermedades del aparato respiratorio

El sistema nervioso ajusta el ritmo de la respiración según las necesidades del cuerpo. Este mecanismo funciona midiendo la concentración de oxígeno y de dióxido de carbono que hay en la sangre. Si, debido al ejercicio intenso, la concentración de dióxido de carbono aumenta, el sistema nervioso manda órdenes para que aumente también el ritmo respiratorio. El número normal de inspiraciones por minuto es 12 aunque puede aumentar en pocos segundos hasta 40 en caso necesario. El sistema nervioso también regula el tiempo que tarda cada inspiración. En ocasiones, la inspiración dura solo 0.5 segundos, pero si es necesario puede durar hasta 10 segundos, con lo que los pulmones se llenan con un gran volumen de aire.

ENFERMEDADES DEL APARATO RESPIRATORIO
Amigdalitis: Inflamación de las amígdalas producida por una infección bacteriana.
Algunos sintomas son: dolor de garganta, cabeza, espalda y extremidades, y temperatura de 39 a 40*C

Faringitis y laringitis: Inflamación de la faringe y la laringe.
Algunos síntomas son: Garganta seca y dolorida, carraspeo y tos. Si se observa la garganta, se ve que la mucosa presenta un color rojo intenso. todo esto viene acompañado de trastornos en la voz, como ronquera o afonía.

Resfriado o catarro: Infección producida por un virus.
Algunos síntomas son: Congestión de la mucosa nasal, secreción de moco y estornudos. Puede haber complicaciones en los senos frontales.

Sinusitis: Inflamación de las mucosas que tapizan los senos paranasales con producción de sustancias mucosas.
Uno de sus síntoma es el dolor continuo en la zona afectada.

Asma: Consiste en una disminución del calibre de los bronquios. Puede deberse a una reacción alérgica.
Alguno de sus síntomas son: Sensación de asfixia , dificultades para respirar, opresión en el pecho, silbidos respiratorios.

Traqueítis y traqueobronquitis: Inflamación de las paredes del árbol bronquial producidas por bacterias. Suelen acompañar a las gripes mal curadas que, la debilitar las defensas, permiten la infección bacteriana.
Algunos de sus síntomas son: Tos seca, dolor torácico al respirar y, al cabo de unos días, dolores en el costado debido al esfuerzo de toser.

Pulmonía: Infección bacteriana, generalmente producida por neumococos o diplococos.
Algunos síntomas son:  Tos, fiebre alta y dificultades respiratorias.

Cáncer de pulmón: Multiplicación desenfrenada de las células, que destruyen el resto de los tejidos.
A partir de cierta fase, algunas células cancerosas emigran a otros puntos, reproduciendo el cancer en ellos. En muchos casos esta asociado al tabaquismo: es más frecuente entre los fumadores.
Algunos de sus síntomas son: Tos permanente, que empeora con el tiempo. Dolor pectoral, fatiga, silbido al respirar, pulmonía o bronquitis recurrente, pérdida de peso.

La respiración

En la respiración intervienen las vías respiratorias y los pulmones.
Las vías respiratorias son el conjunto de tubos y cavidades por las que circula el aire. Por tanto, son las encargadas de llevar el aire hasta los pulmones para que se realice el intercambio de gases. Además, se ocupan de claentar, humedecer y limpiar el aire.
En los pulmones se produce la ventilación que se realiza mediante dos movimientos respiratorios: la inspiración o entrada de aire y la espiración o expulsión del mismo.
Para que se lleve a cabo la ventilación pulmonar intervienen músculos como el diafragma, los intercostales y los rectos abdominales.

INSPIRACIÓN. El aire entra en los pulmones al ensancharse la cavidad torácica. Esto se consigue por la contracción del diafragma, que desciende, y la elevación del las costillas por acción de los músculos intercostales.

ESPIRACIÓN. El aire sale de los pulmones al reducirse el volumen de la caja torácica mediante la relajación del diafragma, que sube, y la de los intercostales, que dejan bajar las costillas. Este movimiento tiene la ayuda de los rectos abdominales, que tiran de ellas.

El resultado de la inspiración es que el aire penetra hasta todos los alvéolos pulmonares. Estos tienen unas paredes muy finas y están rodeados por capilares sanguíneos, también con paredes muy finas. Los capilares vienen con sangre pobre en oxígeno y rica en dióxido de carbono, pero en el alvéolo la sangre se carga de nuevo de oxígeno y sede el dióxido de carbono. Este proceso es el intercambio de gases. Como resultado, el aire de los alvéolos se empobrece en oxígeno y se carga de dióxido de carbono.
En la espiración se elimina el aire que queda en los alvéolos, a fin de que pueda entrar de nuevo aire fresco.

La respiración en el ser humano

"Igual que un fuego necesita oxígeno para mantenerse, las reacciones de oxidación que se producen en nuestras células precisan oxígeno para que ocurran. La respiración se encarga de proporcionárnoslo."






El aparato respiratorio:
El aparato respiratorio se inicia en la nariz. Los orificios nasales continúan por las fosas nasales, donde se calienta y humedece el aire. Las fosas contienen pelos y mucosidad, a fin de retener las partículas nocivas que lleva el aire.
Las fosas nasales comunican con la faringe, que forma parte también del aparato digestivo. A la faringe llega el aire que entra por la nariz y por la boca. Está separada  de la laringe por la epiglotis, un repliegue muscular que cierra la tráquea durante la deglución e impide que los alimentos penetren en ella.
En la laringe se encuentran las cuerdas vocales, unos repliegues musculares que vibran con el aire y contribuyen a la producción del sonido.
La laringe continúa por la tráquea , un tubo formado por anillos cartilaginosos y tapizado internamente con células ciliadas bañadas de mucus. Estas células retienen las partículas de polvo y las sustancias extrañas que entran en el aparato respiratorio. Los anillos cartilaginosos dan consistencia a la tráquea  y evitan que se cierre al inspirar.
La tráquea se bifurca en dos tubos más pequeños, los bronquios, que penetran en cada pulmón, derecho e izquierdo, donde se ramifican cada vez más formando un árbol bronquial de tubos cada vez más finos, denominados bronquiolos.
Los bronquiolos llegan a todas las zonas del pulmón y llevan el aire a unos sáculos denominados alvéolos pulmonares. Los alvéolos están formados por una sola capa de células muy finas, y rodeados de capilares sanguíneos.